Un especialista en el estudio del comportamiento humano por sus movimientos y gestos mientras se expresa de formal oral, hizo una interesante exposición durante una comparecencia al programa Somos Pueblo.
Allí analizó, paso por paso, las gesticulaciones del señor Danilo Medina Sanchez, durante una exhortación a sus partidarios, para que se movilizaran en contra de la actitud de la Procuraduria General de la República Dominicana, la que consideró como persecución política en perjuicio de su partido.
Uno de los detalles más notorios de ese programa fue cuando el experto hizo precisión en la gesticulación desenfrenada de las extremidades superiores del estratega de Arroyo Cano, especialmente, cuando sus dedos hacían movimientos de dominio o no del tema que exponía.
Muchos profesionales de la conducta y gran parte del pueblo dominicano sabe que existe la famosa “prueba de confianza” con polígrafo y que debería ser parte de los procedimientos de aceptación de un aspirante a cargos públicos, sea por vía electoral o por nombramiento, debido al riesgo que representa una persona mentirosa dentro del tren gubernamental.
Está comprobado científicamente, que cuando una persona miente, se producen cambios espontáneos en su cuerpo que se reflejan en su sistema nervioso autónomo, en sus reacciones fisiológicas y emocionales y es posible medir, con mucha precisión, lo que ocurre con su respiración, ritmo cardiaco, volumen de la sangre, sudoración y conducción del plasma sanguíneo.
Debido a la tradición de mentiroso impenitente, de quien ejerció la presidencia de la República Dominicana a base de mitos y cuentos de camino, hoy en día es muy triste tener que poner en duda el diagnóstico de una enfermedad que ese caballero ha anunciado padecer.
Pero, en ese caso particular, esperamos que sea una mentira más.
De ser así, todo nos serviría para recordar a Esopo en su imborrable fábula del pastor mentiroso.