En la República Dominicana hay tantos quehaceres que deben tener a las autoridades que toman su trabajo con seriedad, fe y decisión, extremadamente abrumadas.
Se nota a diario.
Mientras algunas áreas se desviven por hacer las cosas bien hechas, en otras es un relajo que produce náuseas y malestar intestinal no controlable.
No hay una fórmula mágica para lograr una reforma policial de la noche a la mañana.
No es posible la organización de un sistema eficiente de salud que contemple cabalmente la atención primaria, sin un plan piloto que realmente demuestre y garantice su funcionalidad.
No se podrá educar a la gente a la ligera para que deje de consumir alimentos contaminados, elaborados en cualquier esquina, si tampoco hay controles absolutos sobre la producción industrial de los que se expenden libremente en farmacias, supermercados y en las calles.
Todo lo anterior y muchas cosas más, que se deben hacer en bien de la educación y la salud, cuesta tiempo, dinero y mucho trabajo.
No se puede seguir improvisando con salidas estacionales para enfrentar problemas coyunturales.
Hay mucho trabajo que no se puede hacer en las condiciones actuales y otros que no se harán nunca.
Falta mucha gente con plenos deseos de ser creativa, diligente y sobre todo sin ambiciones.
Son muchos los que cobran un salario sin recompensar al Estado por la remuneración que recibe.
Son vagos con carnet de «Servidor Público» y lo que se deriva como derecho, por esa condición.
Las universidades y colegios privados del país no están al alcance de la clase media sin que exista un sacrificio sobre humano para el pago de todos los requerimientos para asistir a clases.
Los uniformes, libros, transporte seguro, mensualidades y múltiples erogaciones más, desequilibran el presupuesto de muchas familias que tienen que recurrir al endeudamiento bajo el desprestigiado sistema de crédito educativo, comparable con un régimen de usura cruel y desmedida.
Los que ejercen profesiones liberales, con honrosas excepciones, no ofrecen servicios espontáneos para ayuda de los mas necesitados, aún cuando algunos gremios lo tienen establecido en sus estatutos.
Falta mucho para lograr que exista una sociedad justa y equilibrada.
El camino está trazado, siempre que la gente sepa y tenga en cuenta lo que se está haciendo por su bienestar.
Están «enchinchando» con cuestiones «traídas por las greñas» para inculcar a la gente la culpabilidad del gobierno por el efecto económico de la crisis mundial.
Hay que decirle al pueblo dominicano, con sinceridad, sin ambages, lo que está pasando en el mundo y de qué manera se está enfrentando.
Un boletín cuidadosamente elaborado, puntual, preciso, irrebatible, sin frases cohetes de las que inducen a pensar que se trata de propaganda política vana, es una forma de decir verdades que son útiles para lograr que el pueblo se convenza de la realidad.
Al presidente Luis Abinader, quien trabaja mucho por el bien de la nación, lo están infamando.
Con eso pretenden poner al pueblo a mirar las cosas desde otro cristal y así crear una falsa imagen de su gestión.