
El ejercicio del poder en países donde se aparenta una cosa y se hace otra, es una imagen igual a la que se logra con lavarse la cara y dejar que el resto del cuerpo delate ese acto de descuido con aromas, irritaciones y otras patologías, que muchas veces llegan a ser incurables.
La fe que llevó a las urnas a una gran mayoría de dominicanos a votar, con la esperanza de un cambio, se está diluyendo y la esperanza esta a punto de escaparse como el agua entre los dedos de esas manos que tratan de seguir lavando la cara, pero no lo podrán lograr.
En el palacio nacional hay personas muy comprometidas con el discurso de campaña, pero otras no.
Callan o hablan a su conveniencia y quien tiene que cargar con todo el peso de esa falta de soporte es el presidente que prometió y está cumpliendo, pero algunos no caminan por el mismo trillo.
¿Eso es gobernar sólo o tolerar un laissez faire que no estaba en el amplio sentido de lo que es la esperanza?
¡Se están notando cosas que hacen sentir mal a la gente! Lo que se espera es justicia, orden y dedicación al trabajo para no perder la esperanza.