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Maña es un término que, según la RAE, tiene muchísimos usos y es hasta una forma de expresarse cariño y simpatía entre personas que se quieren bien. Curiosamente, a los aragoneses, coloquialmente le llaman mañosos.

Como casi siempre, la República Dominicana se sale del montón en todo y utiliza esa palabra como soporte para expresar la convicción de que las cosas tenían que salir como se lo imaginaban y según las reglas de un protocolo no escrito. Por eso, existe la costumbre de decir “maña fuera” al destacar, por ejemplo, que en la boda de Julito y Juliana, el primer brindis fue del champán que le regalaron los padrinos, quienes son los accionistas principales de la fábrica de colchones donde trabajan los contrayentes.

La mala maña puede ser buena y así lo define un merengue típico que reza: “Yo tengo una mala maña, que a mi mismo me da pena, porque me acuesto en mi cama y amanezco en cama ajena”. También sirve para describir múltiples cosas mas:

  • Mañoso es un burro que muerde y patea.
  • Mañoso es un caballo que masca la jáquima.
  • Mañoso es el que actúa con astucia.
  • Mañoso es tener malos hábitos.
  • Mañoso es quien retuerce la verdad para sacar ventajas.
  • Mañoso es un boxeador que propina golpes bajos.
  • Mañoso es un politico en el poder que no cumple con lo que promete.

La lista no se queda ahí. Una maña muy frecuente entre los legisladores dominicanos es no leer los proyectos de Leyes para luego, con estricto apego al descaro, decir que eso pasó por sus manos sin saber que pasó.

Hay una discusión pública acerca de ciertas mañas que quieren utilizarse para desviar los objetivos del código penal y cambiar las reglas sobre la forma de disciplinar a los hijos, sin darse cuenta de que si los padres no respetan las normas fijadas ni pagan las consecuencias por sus malas actuaciones, es seguro que los hijos «hereden esa mala maña».

No es que el codigo penal deba ser un tratado acerca de como criar a los hijos, pero la disciplina en el hogar no puede estar sujeta a interpretaciones, pero tampoco puede ser a base de torturas fisicas, vejámenes vergonzosos ni nada parecido.

El ejercicio del poder en países donde se aparenta una cosa y se hace otra, es una imagen igual a la que se logra con lavarse la cara y dejar que el resto del cuerpo delate ese acto de descuido con aromas, irritaciones y otras patologías, que muchas veces llegan a ser incurables.

La fe que llevó a las urnas a una gran mayoría de dominicanos a votar, con la esperanza de un cambio, se está diluyendo y la esperanza esta a punto de escaparse como el agua entre los dedos de esas manos que tratan de seguir lavando la cara, pero no lo podrán lograr.

En el palacio nacional hay personas muy comprometidas con el discurso de campaña, pero otras no.

Callan o hablan a su conveniencia y quien tiene que cargar con todo el peso de esa falta de soporte es el presidente que prometió y está cumpliendo, pero algunos no caminan por el mismo trillo.

¿Eso es gobernar sólo o tolerar un laissez faire que no estaba en el amplio sentido de lo que es la esperanza?

¡Se están notando cosas que hacen sentir mal a la gente! Lo que se espera es justicia, orden y dedicación al trabajo para no perder la esperanza.