Con el tema de la reforma fiscal en República Dominicana, es bueno recordar una importante lectura muy divulgada entre creyentes y no creyentes, por tratarse de una parábola infalible:
“Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo.
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán.
Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan.”
Con esta lección hemos crecido muchos y nos ha servido para aprender que se debe hacer lo que es razonable y conveniente y nada más.

La prensa del miércoles 20 de octubre de 2021 trae la noticia sobre la decisión de Luis Abinader de tomar el control del diálogo sobre la reforma fiscal, sin temor a lo que puede eso significar para su futuro político, ya que, todos piensan en lo peor de una reforma y empiezan cogerle odio a quien la propicia.
La reforma requiere de un gran esfuerzo para convencer a ciertos sectores y lograr que otros la vean como algo no perjudicial, siempre que la lucha contra la corrupción no se desvíe por una ruta diferente de la que está recorriendo hoy en día y desde luego, se convierta en realidad la Ley de extinción de dominio.