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El día 6 de octubre de 2019, entre cuatro y cinco de la tarde, un grupo de expertos comentaristas que se daban cita en el canal 9 de Color Visión y actuando por cuenta de Noticias SIN, analizaban el desarrollo de la “Batalla Electoral”, como fue intitulado el evento relativo a las elecciones primarias del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), hasta ese momento una organización política robusta que daba notaciones de cierto cansancio, pero, como se esperaba que el Dr. Leonel Fernández sería el seguro candidato a la presidencia habría un florecimiento partidario.

Minutos más tarde, tal como lo describiera el intelectual José Lois Malkún en un artículo aparecido el 9 de octubre en Acento.com, ocurrió un fenómeno inexplicable para muchos, pero descifrado por el profesor Malkún, con amplia experiencia en la enseñanza de estadísticas y análisis de su comportamiento, cuando escribió:

“Estadísticamente hablando, y fui profesor de esta materia por mas de 9 años en la UASD, los resultados de las ultimas 1110 mesas fueron muy diferentes a las primeras 6268 mesas computadas y eso es difícil de aceptar científicamente.

Porque esas primeras 6268 mesas representaban un universo demasiado alto y suficientemente representativo para que las mesas restantes cambiaran los resultados”, escribió Malkún para Acento.com.

Como quiera que este evento sea visto, los resultados de esas primarias marcaron las premoniciones de que el PLD estaba haciendo reservaciones para tomar el último tren, programado originalmente para el domingo 17 de mayo de 2020 y luego pospuesto para el 5 de julio, a causa de la pandemia desatada por el COVID-19.

Las razones han sido expuestas por diversos analistas, desde muchos puntos de vista.

Los que propiciaron un enfrentamiento entre un ilustre académico de la categoría del Dr. Leonel Fernández y un amateur de la política criolla a quien un alto dirigente del PLD apodó “el penco” se comportaron como unos improvisados y asemejan su estilo a los que arreglan peleas de boxeo entre un campeón y un rival advenedizo para no perder el derecho a la corona si transcurre un tiempo sin defenderla.

En este caso se impuso el advenedizo y el campeón perdió su cetro al recibir un golpe un poco confuso que lo llevó a la lona. El referee hizo el conteo reglamentario y el campeón no pudo levantarse, siendo declarado perdedor, lo que puso la revancha sobre el tapete.

La programación de la revancha estuvo a cargo de una fuerza verde, tan verde que no llegó a madurar por múltiples razones, pero provocó que muchos se alojaran bajo esa sombra y dejaran de apoyar al penco.

Ese acontecimiento debilitó al partido que postuló al penco y nueva vez se tuvo que enfrentar a un académico a quien no pudo asestarle ninguno de los golpes que le propinó al Leon.

Todo parecía que las encuestas eran un raro presagio para Luis Abinader y cuando salió la Gallup con sus acostumbradas predicciones precisas, un frío glacial se tendió sobre las huestes púrpuras y empezó a notarse una gran debilidad en el que fuera muy concurrido “caravaneo” que propiciaba la presidencia de la República a través del otorgamiento de facilidades a ministerios que pagaban a su personal para asistir a las manifestaciones proselitistas.

Todo eso estaba siendo tomado en cuenta para trazar una infalible estrategia de campaña a base de hacer notar el derroche de recursos del presupuesto nacional, lo que fue el arma certera para alcanzar la victoria del Partido Revolucionario Moderno y el derrumbe de todas las columnas que soportaban al partido más y mejor organizado que tuvo la República Dominicana en toda su historia y que hoy en día es un pasajero más del último tren.

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