El famoso humorista uruguayo Juan Verdaguer, quizás el mejor monologuista que he conocido hasta ahora, respetando al dominicano Carlos Sánchez, aún en desarrollo, sostenía que lo más difícil para un sultán es la toma de decisiones en la noche de su boda, sabiendo lo que tiene que hacer, pero sin saber por donde empezar. La confusión conduce a errores si quien toma las decisiones no se organiza sistemáticamente.

Juan Verdaguer en plena actuación

Según el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo de la República Dominicana, en el país se han suspendido novecientos mil contratos de trabajo y se espera que crezca el desempleo, a causa de la incidencia de la pandemia COVID-19, la cual ha arruinado muchos planes en todas partes del mundo.

Las elecciones ordinarias* han sido pospuestas, las principales industrias han tenido que ser paralizadas, la justicia, el transporte, el comercio, las exportaciones, las operaciones turísticas, las construcciones, las zonas francas y muchas actividades más, por lógica acción a partir de un mandato de alerta dictado a consenso por todas las naciones del planeta.

No hay razones para tratar de poner el dedo en una llaga que está abierta y que si la desesperación lo induce, puede haber una infección incurable que no podrá ser erradicada “ni por los médicos chinos”, como decían los gurús de antes.

Podemos tomar muchos ejemplos, pero para no causar dolores de cabeza, es bueno que usted sepa lo que ha tenido que hacer la administración de un conocido restaurante de la capital dominicana durante la pandemia.

En los primeros días de la cuarentena, envió para su casa a todo el personal y cerró el establecimiento.

Luego, surgió un movimiento tendente a servir alimentos a domicilio que se ha convertido en algo muy importante en razón de que muchos hogares lo prefieren para no tener que contar con personal de servicio doméstico, por razones del mismo tipo.

El restaurante que optó por esa modalidad está haciendo un gran negocio porque, entre otras cosas, ha logrado reducir considerablemente sus costos operacionales, por razones tales como:

  • Ha cesanteado a sus camareros, bartenders y demás personal de atención a los visitantes.
  • Ha reducido gastos de lavandería de manteles, servilletas y todo tipo de lencería.
  • Los costos por energía eléctrica no incluirán el consumo de acondicionadores de aire, máquinas de hielo y muchas cosas más que solamente son necesarias si hay presencia de comensales.

Quienes usan los servicios de comidas a domicilio han visto un notable ahorro en ese tipo de consumo, el cual no incluye 10% de propina obligatoria, 18% del ITBIS, propina espontánea a camareros, tarifas en servicios de “vallet parking” y muchas cosas más.

¡No hay que abundar mucho..!

Todo está más claro que el agua. La cuarentena ha enseñado a muchos dominicanos a usar bozales y guantes, lavarse las manos, bañarse con frecuencia y lavar su ropa, pero le ha “prohibido” el abrazo al amigo y al pariente que no vive bajo su mismo techo, visitar funerarias y hospitales, clubes sociales, etc., pero otros, no han podido cumplir con las normas que impone la pandemia por necesidad y falta de soporte económico.

Cuando, algún día muy lejano, todo el mundo haya sido vacunado entonces vendrá otro problema. ¡La identificación del inmune!

No hay que desesperarse, no se deben forzar jugadas, que como decía Don Lawrence Peter Berra, apodado Yogui, el juego no se acaba hasta que no termina y el COVID-19 nunca tendrá final, como no lo ha tenido aún el VIH y múltiples enfermedades virales más.

* Las elecciones del 5 de julio han sido definidas como “extraordinarias”. Si la razón es por la posposición provocada por la pandemia, entonces siguen siendo ordinarias.

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