Mediante entregas anteriores, los elefantes han reconocido como muy encomiable la labor llevada a cabo por el equipo dominicano que integra el cuerpo técnico dedicado a la atención sanitaria con motivo del maldito fenómeno viral bautizado como COVID19.
El vocero del grupo, quien a la vez es Ministro de Salud Pública, hace entrega diariamente de una “cantaleta cantabile” que se está tornando muy aburrida debido a que solo refleja lo que aparenta ser el resultado de lo que ha sido posible medir por parte del gobierno, o lo que le interesa al gobierno que se divulgue.

¿Porqué?
Sencillamente porque no es posible achatar la curva de las infecciones mientras los organismos encargados de mantener el orden tengan órdenes diseñadas para “pasarle la mano” a los desaprensivos y tengan que estar envueltos en una rutina que induce al miedo, sabiendo que el contagio por coronavirus es un riesgo que no se puede correr ante la falta de normas más severas para poder controlar la población que no respeta la autoridad.
El gobierno ha tomado medidas que pueden considerarse como un caramelo relleno de demagogia que, estamos seguros, ni siquiera los que están beneficiados por las mismas están de acuerdo.
Una de ellas es la posposición del pago de obligaciones tributarias sin haber control de lo que pueda seguir ocurriendo con la economía mundial y mucho menos la de la República Dominicana.
Los comerciantes e industriales, sobre todo los grandes contribuyentes que cuentan con auditores externos, tienen sus reservas dentro de sus estados financieros para enfrentar las obligaciones fiscales en fechas fijas. Por tanto, no es necesario que el Estado prescinda de esos ingresos en estos momentos cruciales y los difiera como lo ha hecho, pudiendo mantener las fechas previstas y flexibilizar el tratamiento a los que con razones justificadas puedan solicitar prórroga.