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Publicado por Bernardo Vega en el diario Hoy, 17 de diciembre de 2019.

Predomina la violencia en las calles de Chile, Ecuador, Colombia, México, Irak, Irán, París, Hong Kong, el Líbano y Haití, la cual es la que más nos afecta, pues estimula migración de indocumentados y estorba nuestras exportaciones.

Pero, ¿por qué las cosas están tan tranquilas en la República Dominicana? ¿Cuáles son los amortiguadores que impiden que nuestras masas se alteren? ¿Cuál es el Valium nuestro de cada día que nos mantiene sedados y tranquilos? Citemos a siete de ellos:

1. El PLD ha inflado la nómina pública a niveles tales que, por vergüenza, ha dejado de publicar el dato sobre con cuántos empleados públicos contamos. Mientras más botellas, más fuerte es la “corporación PLD” y esos servidores temen perder sus empleos si se manifiestan contra el gobierno.

2. Las tarjetas de Solidaridad, que abarcan una alta proporción de los votantes, son otro Valium. Si el jefe peledeísta del barrio lo ve a usted en una marcha verde, por ejemplo, corre el riesgo de perderla, quedándose sin su Valium.

3. Las remesas que recibimos desde el extranjero suman más de la mitad de la que pagamos en impuestos a nuestro gobierno los que vivimos en el país. Exceden lo que ese gobierno paga en sueldos, jubilaciones y subsidios a la población y ese “maná Valium” es gratuito, pues la pagan muy generosamente los que se fueron.

4. Más del 20% de nuestra población se ha ido a vivir al extranjero y no hay forma de sacar el avión y la yola del cerebro de nuestra juventud. Una válvula de escape, un amortiguador eficaz de nuestras frustraciones. Las encuestas indican que el grueso de nuestra población desea irse “a los países”.

5. Los más pobres en nuestro país son los haitianos indocumentados. Aunque serían los que deberían protestar más, no lo hacen, pues al ser indocumentados, podrían ser deportados. Los dominicanos indocumentados que residen en Nueva York tampoco protestan públicamente.

6. Llevamos once años corridos endeudándonos en el extranjero. Ese es otro Valium, pues sustituye nuevos impuestos y políticas de austeridad, pólvora segura para la violencia callejera. Cada niño dominicano que ahora nace, como nos lo recuerda Juan Bolívar Díaz, no lo hace con un pan bajo el brazo, sino con un pagaré de 5 mil dólares, pues esa es su cuota de repago de una deuda externa que traslada, difiere, la crisis de una generación a otra.

7. Finalmente, está el crecimiento mismo de nuestra economía, el del PIB, el más alto (junto con Panamá) y, además se ha logrado con estabilidad de precios y esa combinación genera nuevos empleos. Otro Valium. En Chile una de las pancartas más cortas pero más elocuentes, enarboladas en las calles, es la que proclama: “Abajo el PIB”.

Sigamos recibiendo el Valium nuestro de cada día, pero también mantengamos cerca un buen inventario de gases lacrimógenos.

P.D. El Valium, o diazepam es un fármaco derivado de la 1,4-benzodiazepina que actúa como modulador alostérico positivo de los receptores GABAA con propiedades ansiolíticas, miorrelajantes, anticonvulsivantes y sedantes.

Los elefantes me han dicho que cuando escribimos sobre asuntos “calientes”, de ésta época, los lectores no dicen “ni fu, ni fa”.

Se comportan como si fueran unos “pendejos” que no les importa “un bledo” todas las “vainas” que están sucediendo y casi nadie levanta la voz.

Esa apreciación no me convence y es, en cierto modo, ofensiva. Tendré que dedicarle más tiempo para analizarla y comentarla en otra oportunidad.

Como hoy es domingo, convenimos con los elefantes, en hacer una búsqueda de cosas del pasado para ver si los “milenials” y otros de otra época que privan en “fruta fina”, por lo menos se deciden a ofrecernos un “like” o dice algo. ¡Cualquier cosa que le salga del “forro”!

Aunque ya hemos visto, en tan solo cuatro párrafos, algunas expresiones del vocabulario dominicano, nos pusimos a buscar algunas más, para completar esta entrega, en los aportes hechos por don Emilio Rodríguez Demorizi sobre el tema y nos hemos encontrado joyas, tanto del pasado como algunas de palpitante actualidad.

Si “fulano fuñe más que el diablo” es porque “embroma, jode la pita, molesta, fastidia”, etc.

Pero estar “fuñío” es también “estar jodío”, no tener “cuartos”, estar enfermo y muchas cosas más.

Una copla arcaica, ha quedado en la memoria de algunos para jugar con ella, según las circunstancias:

“Me alegro de estar fuñío, por verte fuñío a ti, porque otro fuñío se alegra de verme fuñío a mi”.

El autor usa la palabra “penco” para decir que se trata de un “caballo de desecho, trotón, haragán, de mala clase o de mala condición”. También la usa para referirse a un pedazo grande de alguna cosa.

Creemos que esas son pendejadas para joder, pero si un candidato “boyante en cuartos” es un desecho, el votante tendrá que pensar muy bien lo que ha de hacer para que no lo cojan de “pendejo, tonto, cobarde, pendango, bobo, zángano, que se deja embaucar” y le llenan “los ojos de agua”.

¡Machúcala montro! ¿K’lo ca?

Hace cierto tiempo, fueron vistas con gran acogida, sendas noticias que motivaron a muchas personas a trabajar para impulsar la producción de cepas de apio y pitahaya o pitajaya, como dicen nuestros productores.

El presidente de la República Dominicana en ejercicio, se sentó a la mesa con unos productores de cepa de apio y desayunó con un suculento mangú de esa sabrosa raíz y de ahí en adelante empezó un festival de consumo que hasta encareció sus precios en todo el territorio nacional.

El ejemplo debe venir de arriba

Luego, pudimos apreciar que muchos productores de pitahaya se beneficiaron con facilidades económicas e incentivos y han logrado que todo el mundo sepa lo beneficioso que resulta su consumo.

Hoy en día, la FAO, la conocida agencia de las Naciones Unidas, ha declarado que el nopal es el alimento del futuro por múltiples razones, entre ellas, enfrentar la crisis alimentaria que se aproxima debido al mal tiempo provocado por el cambio climático, del cual, somos culpables nosotros mismos.

El nopal es un cactus que se puede cultivar hasta en terrenos áridos porque no necesita de mucha agua para desarrollarse. Los dominicanos lo conocemos muy bien por el nombre de tuna, alquitiria, raqueta, etc., pero no hemos aprendido a comerlo como lo hacen los mexicanos.

Ha llegado el momento de enfrentar con mucha seriedad dicho problema global que habrá de derrumbar muchas esperanzas si no se hace lo que aconsejan las circunstancias.

Sería muy interesante ver en el Salón de las Cariátides del Palacio Nacional, un desayuno de todos los ministros con el presidente, los directores de diarios y otros medios de comunicación, donde el menú sea a base de tuna con huevos criollos, dicho en buen dominicano.

Ojalá que sea pronto
Los restaurantes, fondas y demás lugares de expendio de alimentos lograrían atraer consumidores.

En los Estados Unidos, el acostumbrado “black friday” es una especie de obligación cultural que se celebra cada viernes siguiente al jueves de acción de gracias y en los últimos tiempos, esa tradición se extiende hasta el denominado “ciber monday”.

Desde hace algunos años , la República Dominicana se ha ido sumiendo en ese acto de tipo mercurial que induce al consumismo y el arraigo es tal que en este año 2019, las compras realizadas superan los 6,000 millones, lo que representa un 23% más de lo consumido en el 2018.

Las deudas para amortizar los saldos de las tarjetas de créditos de los adquirentes empezarán a afectar los bolsillos del consumidor a partir del esperado salario extra que muchos perciben con motivo de las celebraciones navideñas, lo cual es otra ocasión para gastos superfluos basados en tradiciones culturales impuestas por creencias religiosas, entretenimientos ideados para el engaño a base de un marketing desarrollado por los mejores creativos del mundo.

Los países donde se pueden dar el lujo de gastar mucho dinero en “black friday” y “merry chritsmas” son aquellos donde la población no necesita tener que ahorrar para gastos de salud y educación, porque lo tienen todo asegurado.

En República Dominicana, la pobreza alcanza niveles sorprendentes aún cuando se digan cosas cuyo único fin es engañar.

La demagogia reinante, en materia de salud, quiere llenarle los ojos a la población a base de boticas populares que venden productos elaborados en laboratorios que pueden competir en precios, pero no en calidad.

Todo lo que allí se vende es sin prescripción médica, a pesar de que nos hemos gastado miles de millones de pesos en centros de atención primaria que no están funcionando por falta de todo.

Muchos se quejan porque ciertas iglesias prometidas no han sido terminadas y no se dan cuenta que su comunidad está saturada de bancas de apuestas y otros centros de perversión moral.

En materia de educación pública, el gasto es tan improductivo que nuestros hijos empiezan a sacar las uñas en pruebas tan importantes como PISA y ocupan los últimos lugares entre los países participantes, van a los centros educativos portando armas, celebran peleas de gallos en canchas deportivas, desafían a los profesores, se tienen que comer un desayuno escolar escaso en nutrientes y no se les induce a la lectura, ni nada que pueda resultarle beneficioso para el futuro como sería moral y cívica, protección del medio ambiente y muchas cosas más.

Como se puede ver, aquí no se ahorra para poder cubrir lo que en Estados Unidos y otros países es un compromiso del gobierno usando apropiadamente el presupuesto en salud y educación, no en política.

Esperamos que Santa Claus se lo tome muy en cuenta a los que administran el sudor de nuestras frentes.