Toda decisión de la Honorable Suprema Corte de Justicia adquiere la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada.

Ese Organismo, sin embargo, provee insumos suficientes para que los analistas se embaquen en debates que muchas veces,  arrojan luces no encendidas durante el desarrollo de un proceso judicial tan trascedental como es el caso Odebrecht en República Dominicana, el cual, en el día de ayer pasó a una etapa que quizás algunas entidades como Institucionalidad y Justicia y Participación Ciudadana enciendan otro tipo de luces que no sean de las que se usan en las decoraciones de las fiestas navideñas barriales, ni en los cumpleaños de niños de padres esforzados que le dedican el salario de una quincena para cuando su muchachito cumpla el primer año.

Institucionalidad y Justicia y Participación Ciudadana tienen que ir a la repostería Nitín y encargar un bizcocho, bien decorado con una toga color vino y un mallete constitucional, endulzado con Splenda.

¿Sabe usted porqué?

Porque la sentencia de ayer muestra algunas cosas que merecen ser analizadas por el Equipo de Milton Ray. Así de sencillo, partimos de suposiciones que, en la práctica pueden ocurrir y que viciarían todo el proceso.

El Juez disidente, Honorable señor Manuel Herrera Carbuccia, expresó en su exposición de motivos que «el caso se ha diluído, que se ha convertido en un ejercicio de laboratorio jurídico, donde no llegará el esclarecimiento de los hechos ni la mano de la justicia», entre otras cosas.

Al apoderar a la Sala Penal de la Suprema Corte del jucio correspondiente a un senador, por gozar de jurisdicción privilegiada, se está jugando a la ruleta rusa, en razón de que si se produjera un fallo con anterioridad a lo que pueda ocurrir en primera instancia y demás instancias escalatorias, sería una pauta a seguir por los jueces que intervengan, ya que, la Sala Penal de la Suprema necesitará de elementos probatorios que comprometerán o no a los demás acusados. Es un enorme embrollo que empieza a formarse y no es difícil verlo desde cualquier ángulo.

Existen otras razones a considerar, pero no es el momento.

Sin embargo, es bueno que el país juzgue la actuación del juez que instruyó el caso y se ponga en su lugar.

Los elefantes se atreven a pensar que Francisco Ortega Polanco ha recibido un golpe bajo.

El tiempo dirá…!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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