Las muertes provocadas por ese tipo de cáncer siempre dejan dudas. Los pacientes afectados por esa enfermedad casi siempre están alojados en algún recinto penitenciario y reciben permisos para salir a recibir tratamiento y en todos los casos conocidos fallecen.
Algunos cumplen penas por asesinato o por distribución y venta de productos restringidos o prohibidos porque provocan adicción.
Suben al cielo y antes de ser juzgados, son devueltos a la tierra para que sigan viviendo a condición de que no se dejen ver de nadie. Los que cumplen con ese mandato celestial, se pasan años en lugares desconocidos, se vuelven invisibles y las autoridades lo declaran “prófugos de la justicia”.
Algunos informadores públicos ignoran todo y otros sacan la cabeza para decir que ese tipo de personajes tiene “poderes sobrenaturales”, como en el caso del señor Pedro Alejandro Castillo a quien apodan con el nombre en diminutivo de un tío suyo.
